El exoftalmos y el endoftalmos
son alteraciones en la posición del globo ocular dentro de la órbita,
frecuentemente asociadas a patologías sistémicas o locales que afectan el
tejido orbitario y peri orbitario. Estas condiciones pueden comprometer la
visión del paciente y generar complicaciones secundarias como queratitis por
exposición o ulceración corneal. Un diagnóstico oportuno y un tratamiento
adecuado son fundamentales para preservar la función ocular y mejorar la
calidad de vida del animal.
El exoftalmos se define como
la protrusión anormal del globo ocular fuera de la órbita, sin un aumento del
tamaño del ojo, a diferencia del buftalmos que se presenta en casos de glaucoma
avanzado. Esta condición suele estar relacionada con procesos inflamatorios
como celulitis orbitaria, abscesos retrobulbares o neoplasias orbitarias. Por
otro lado, el endoftalmos se caracteriza por el desplazamiento del globo ocular
hacia el interior de la órbita, lo que puede deberse a pérdida de contenido
orbitario, atrofia muscular o deshidratación severa.
Los signos clínicos varían
según la patología subyacente. En el **exoftalmos**, es común observar
protrusión ocular unilateral o bilateral, queratitis por exposición, epífora y
signos de inflamación periocular. En algunos casos, los pacientes pueden presentar
estrabismo divergente y dificultad para cerrar los párpados (lagophthalmos). En
el endoftalmos, se evidencia un ojo retraído, reducción de la hendidura
palpebral y, en casos severos, enoftalmitis secundaria por procesos infecciosos
o inflamatorios crónicos.
El diagnóstico se basa en una
combinación de examen físico y pruebas complementarias. La oftalmoscopia
permite evaluar alteraciones en la retina y el nervio óptico, mientras que la
ecografía ocular es útil para determinar la presencia de masas o abscesos retro
bulbares. La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) son
herramientas de elección para evaluar la órbita y sus estructuras adyacentes,
especialmente en casos de sospecha de neoplasias o fracturas orbitarias.
El tratamiento del exoftalmos
depende de su causa subyacente. En casos inflamatorios o infecciosos, se
indican antiinflamatorios no esteroides (AINEs) o corticosteroides, acompañados
de antibióticos de amplio espectro. Si la protrusión ocular compromete la
córnea, se pueden emplear lubricantes oftálmicos y medidas para reducir la
exposición ocular. En neoplasias orbitarias, la exenteración del ojo y tejidos
afectados puede ser necesaria para controlar la enfermedad.
El endoftalmos se trata
corrigiendo la causa primaria. En casos de deshidratación severa, la
fluidoterapia intravenosa puede restaurar el volumen orbitario. Si hay atrofia
muscular por denervación, la fisioterapia y el manejo médico pueden ayudar a
mejorar la función palpebral. En pacientes con trauma o fracturas orbitarias,
la reconstrucción quirúrgica puede ser necesaria para restaurar la posición
ocular y prevenir complicaciones secundarias.
Ambas condiciones requieren un
monitoreo continuo para evaluar la evolución del tratamiento y prevenir
secuelas como úlceras corneales, sinequias o disfunción visual permanente. En
casos refractarios al tratamiento médico, se pueden considerar procedimientos
quirúrgicos como tarsorrafia para disminuir la exposición ocular en exoftalmos
o técnicas reconstructivas en endoftalmos severo.
El diagnóstico temprano y un
enfoque terapéutico adecuado permiten mejorar el pronóstico visual en pacientes
con exoftalmos y endoftalmos. La colaboración entre oftalmólogos veterinarios y
especialistas en diagnóstico por imagen es clave para abordar estas patologías
de manera integral y brindar una mejor calidad de vida a los animales
afectados.
Comentarios
Publicar un comentario