La atrofia progresiva de
retina (APR) es una enfermedad ocular hereditaria que afecta a perros y, en
menor medida, a gatos. Se caracteriza por una degeneración progresiva de los
fotorreceptores de la retina, lo que provoca una pérdida gradual de la visión
que puede culminar en ceguera total. La retina es la capa más interna del ojo y
contiene células especializadas, los bastones y conos, responsables de la
visión en condiciones de poca luz y luz brillante, respectivamente.
En la fase inicial de la APR,
los bastones suelen ser los primeros en degenerarse, lo que provoca una
disminución de la visión nocturna (nictalopía). Los perros o gatos pueden
mostrarse inseguros al moverse en la oscuridad, tropezar con objetos o evitar espacios
poco iluminados. Con el tiempo, la degeneración progresa hacia los conos,
afectando la visión diurna y el reconocimiento de formas y colores, hasta que
el animal pierde completamente la capacidad de ver.
Los signos clínicos más
evidentes incluyen dilatación progresiva de las pupilas (midriasis), reflejo
tapetal aumentado (brillo anormal en los ojos) y pérdida de la respuesta
pupilar a la luz. En fases avanzadas, puede presentarse una catarata
secundaria, lo que dificulta aún más la visión y puede confundir el
diagnóstico. Sin embargo, la catarata en estos casos es una consecuencia y no
la causa de la ceguera.
El diagnóstico de la APR se
realiza mediante oftalmoscopia, en la que se observa un adelgazamiento de los
vasos sanguíneos retinianos, aumento del reflejo tapetal y atrofia del nervio
óptico. En casos donde el fondo de ojo no presenta cambios visibles, se
recomienda un Electroretinograma (ERG) para evaluar la función de los
fotorreceptores y confirmar la enfermedad antes de la aparición de signos
clínicos.
Actualmente, no existe un
tratamiento curativo para la APR. Sin embargo, algunos estudios han explorado
terapias génicas y antioxidantes para ralentizar su progresión. Dado que la
enfermedad es hereditaria, se recomienda evitar la reproducción de animales
afectados para prevenir su transmisión. Los dueños de mascotas con APR pueden
ayudar a sus animales adaptando el entorno a su pérdida de visión, evitando
cambios bruscos en la disposición del hogar y utilizando estímulos auditivos y
olfativos para facilitar su movilidad y calidad de vida.
Comentarios
Publicar un comentario