Cataratas en Perros y Gatos con Diabetes: Causas, Diagnóstico y
Tratamiento
Las cataratas diabéticas son una de las complicaciones oculares más
frecuentes en perros con diabetes mellitus y, en menor medida, en gatos. Esta
condición se caracteriza por la opacificación progresiva del cristalino debido
a alteraciones metabólicas inducidas por el exceso de glucosa en el organismo.
Si no se trata a tiempo, puede llevar a una pérdida irreversible de la visión.
En animales diabéticos, el metabolismo del cristalino se ve afectado por
el aumento de los niveles de glucosa en sangre. Normalmente, la glucosa en el
cristalino es metabolizada por la vía de la hexocinasa, pero cuando los niveles
de glucosa son excesivos, esta vía se satura y entra en acción la vía del
poliol, donde la enzima aldosa reductasa convierte la glucosa en sorbitol. El
sorbitol no difunde fácilmente fuera del cristalino, lo que genera un aumento
de la presión osmótica, favoreciendo la absorción de agua y provocando la
desorganización de las fibras cristalinas, lo que lleva a la formación de la
catarata.
El diagnóstico de las cataratas en pacientes diabéticos se realiza
mediante un examen oftalmológico completo, incluyendo biomicroscopía para
evaluar la transparencia del cristalino y determinar el grado de opacificación.
También se recomienda una oftalmoscopía indirecta para valorar el estado de la
retina, ya que algunos pacientes pueden presentar retinopatía diabética o
signos de inflamación intraocular secundaria.
El desarrollo de cataratas en perros diabéticos puede ser rápido y
bilateral, afectando significativamente su calidad de vida. A diferencia de los
perros, los gatos diabéticos rara vez desarrollan cataratas debido a
diferencias en su metabolismo del sorbitol. Sin embargo, en casos donde las
cataratas progresan en felinos, se debe descartar la presencia de otras
patologías oculares concurrentes.
El único tratamiento efectivo para las cataratas es la cirugía de
facoemulsificación, un procedimiento en el que se fragmenta y aspira el
cristalino opacificado para luego implantar una lente intraocular artificial
que restablezca la visión. Antes de realizar la cirugía, es fundamental
descartar la presencia de uveítis secundaria o desprendimiento de retina,
condiciones que podrían comprometer el éxito quirúrgico.
En algunos casos, las cataratas no operadas pueden llevar a
complicaciones como la luxación del cristalino, la uveítis facoclástica
(inflamación severa del ojo debido a la ruptura de la cápsula del cristalino) o
incluso el glaucoma secundario, que puede resultar en la pérdida definitiva del
ojo si no se maneja adecuadamente.
El manejo de las cataratas en pacientes diabéticos debe incluir un
control estricto de la glucosa sanguínea para evitar la progresión rápida de la
enfermedad. Además, se recomienda el uso de antioxidantes y suplementos
oculares que puedan retardar la formación de opacidades. El diagnóstico
temprano y la intervención quirúrgica adecuada pueden devolver la visión al
paciente y mejorar su bienestar general.
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