Perforación Corneal en Perros y Gatos: Causas, Diagnóstico y Tratamiento
La perforación corneal en perros y gatos es una afección oftalmológica
grave que ocurre cuando la integridad de la córnea se ve completamente
comprometida, permitiendo la fuga del humor acuoso desde la cámara anterior del
ojo. Es una condición de emergencia que puede poner en riesgo la visión del
paciente si no se maneja de manera adecuada e inmediata.
Las causas más comunes de perforación corneal incluyen traumatismos
directos, como arañazos de otros animales o cuerpos extraños que impactan el
ojo. También puede derivarse de úlceras corneales infecciosas complicadas,
especialmente aquellas contaminadas con bacterias como Pseudomonas o
Staphylococcus, que producen colagenasas capaces de degradar rápidamente las
capas corneales. Otras condiciones predisponentes incluyen queratitis
inmunomediadas y enfermedades oculares crónicas como el ojo seco severo.
El diagnóstico de una perforación corneal se confirma mediante la prueba
de fluoresceína sódica, que permite evidenciar defectos epiteliales en la
córnea. Además, se emplea el test de Seidel, el cual consiste en aplicar una
gota de fluoresceína sobre la lesión corneal; si hay fuga de humor acuoso, la
tinción se diluirá en un patrón característico que confirma la perforación.
Este test es crucial para diferenciar entre una úlcera profunda sin perforación
y una perforación activa con pérdida de la integridad ocular.
Para que ocurra una perforación corneal, deben romperse las cuatro capas
principales de la córnea: epitelio, estroma, membrana de Descemet y endotelio.
En casos donde solo la membrana de Descemet permanece intacta, se forma un
"descemetocele", que representa una amenaza inminente de perforación
y requiere intervención urgente.
El tratamiento quirúrgico es la opción de elección en la mayoría de los
casos para restaurar la integridad corneal y preservar la función visual. Una
de las técnicas más utilizadas es el colgajo conjuntival, donde se sutura un
segmento de conjuntiva sobre la úlcera perforada para proporcionar
vascularización y favorecer la cicatrización. En casos más graves, se puede
realizar un trasplante corneal con tejido donante para restaurar la estructura
perdida.
Otra opción terapéutica es la colocación de membranas biológicas, como
la membrana amniótica, que actúa como un andamiaje para la regeneración corneal
y proporciona factores de crecimiento esenciales para la cicatrización. Estas
membranas pueden aplicarse solas o en combinación con otros procedimientos
quirúrgicos, dependiendo del grado de daño corneal.
El pronóstico de una perforación corneal depende del tiempo transcurrido
antes de la intervención, la extensión de la lesión y la presencia de
infecciones secundarias. Un manejo rápido y adecuado, combinado con un
tratamiento postoperatorio intensivo con antibióticos, antiinflamatorios y
ciclopléjicos, puede permitir una recuperación exitosa y minimizar el riesgo de
complicaciones como opacidades corneales o glaucoma secundario
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